jueves

Hay un libro de una autora francesa (que cuando salió, hace unos años, fue best seller) que dice que en el trabajo es mucho mejor ser estúpido en vez de inteligente y así poder esquivar las responsabilidades. El libro no lo leí, pero yo convivo a diario con un ejemplo que entra perfecto en la descripción, aunque a veces no se si es o se hace.  A la hora de asignar responsabilidades, mi jefe siempre me eligió a mí, aunque yo nunca se lo haya pedido.
Me doy cuenta que en realidad el problema no es ella, es como yo puedo dejar el mandato de la responsabilidad y la decencia y empezar a ser una canalla y cagarme en todo.