miércoles

Soñé que junto a una mujer china o tal vez vietnamita éramos prisioneras de un mago. Estábamos en una cárcel que era también un hospital, ya que la mujer china tenía los pies huecos. Es decir que tenía planta del pie, dedos, pero no tenía empeine. Sus pies parecían dos cuencos vacíos. Ella estaba muy quieta sentada sobre una camilla, con la mirada perdida y yo estaba en una silla a su lado. La celda donde estábamos esperando era toda blanca, iluminada y limpia.
Finalmente el mago, que era también un tipo de guerrero, vino a nuestra celda y dijo que iba a hacer una demostración de su arte. Llevaba puestos zapatos en punta, como los de Aladino, ropa verde brillosa y una gran capa.
Nos dijo que dando un gran salto hacia atrás iba a aparecer fuera de la celda, del otro lado de un ventanal, sin lastimarse, ni romper nada. Se preparó con cuidado, respirando profundamente y cerrando los ojos. Cuando por fin estaba listo, movió los brazos con grandilocuencia haciendo pases mágicos y provocando explosiones que dejaban un humo gris y antes de que él pudiera desaparecer nos dimos cuenta que la china se había ido.