lunes

The Fairmont



Estaba en una ciudad de visita paseando. Quería comprarme ropa y al principio estaba en una feria con puestos de mala muerte. Decidía irme de allí buscando un lugar mejor donde poder ver otras cosas. Entonces llegaba caminando a un edificio muy alto, que parecía de departamentos, pero que era en verdad una gran tienda (del tipo de Macys) que se llamaba The Fairmont.
Cuando entro el lugar está vacío, en la planta baja no hay nada, no veo ropa, ni estanterías, ni gente, solamente la entrada fastuosa del edificio. En un costado había una enorme escalera de mármol, empinada y con escalones amplios, que llevaba a los pisos superiores. Yo comienzo a subir la escalera y a los pocos pasos decido que es mejor tomar el ascensor, para no caminar y cansarme. Entonces vuelvo al hall central y encuentro una escalera mas pequeña que desciende, en donde se encuentra la puerta del ascensor. Lo llamo y cuando se abren las puertas siento que dentro del ascensor hay algo presente, como una gelatina transparente o plástico liquido sin color que ocupa todo el espacio. Sin temor doy un paso y me meto en el ascensor. La gelatina transparente me hace flotar y aunque tengo miedo puedo respirar normal. Floto apoyada en esta masa como si fuese agua en estado semisólido. Esta sensación es maravillosa y siento que es algo que nunca viví, poder flotar, volar sin gravedad como en el espacio. (Mucho después voy a entender que había vuelto al útero).
Veo que la botonera del ascensor solo tiene dos botones, uno para el piso 28 y otro para el 32. Yo apreto el del 32 porque pienso que es mejor empezar bien por arriba, de a poco bajar y así ir viendo todo. Durante el trayecto en un momento al ascensor sube una ascensorista, una mujer que parecía de la India, que se ocupa de la puerta y mas tarde entra otra mujer. Mientras el ascensor sube las dos mujeres comienzan a hablar y lo hacen como dos típicas empleadas a las que no les importa que haya un cliente presente. La ascensorista se queja con la otra y le dice que tiene que trabajar el 31 y hablan de fechas y horarios de trabajo. Yo escucho y me divierte ser una espía mientras subimos, yo estoy ahí pero ellas no me miran.
Cuando finalmente llegamos al piso 32, salimos del ascensor a lo que era la terraza del edificio y nos subimos las tres a un carrito que nos estaba esperando. Un carrito como de montaña rusa o teleférico pero sin techo y empezamos a hacer un tour aéreo de la ciudad, para que yo disfrute del paisaje desde las alturas. El carrito no vuela, tiene un brazo mecánico que lo une a algún gran motor, sigue un curso y me lleva por maravillosas vistas. Veo lugares que ya había visto desde la tierra, un puerto con veleros, unas islas. Me gusta reconocerlos desde el aire, quedo con la boca abierta de lo lindo que es todo, y me lamento de no tener una cámara conmigo y de poder sacar fotos. Finalmente aterrizamos en un lugar medio descampado y no tan lindo y las mujeres me dan a entender que el tour aéreo terminó y que ahora continúa a pie y que yo tengo que seguir sola. Se suben al carrito y se van. Esta parte de la ciudad está un poco deteriorada porqué llegó gente de clases bajas que no supo cuidar las cosas. Yo empiezo a caminar un poco perdida, hay mucha gente por todas partes, veo un MacDonalds, me pierdo por unas calles con grandes edificios, miro hacia arriba buscando el edificio de The Fairmont, ya que es muy alto y me podría guiar para volver, pero me doy cuenta de que el tour en el carrito aéreo no había sido lineal y me trajo a un lugar alejado. Estoy un poco perdida y me arrepiento de no haber vuelto con las señoras, les podría haber pagado por ida y vuelta.
Después de mucho andar no se como llego otra vez al edificio The Fairmont y directamente voy y me meto en el ascensor (a ese útero que me había deslumbrado). El día está por terminar, está oscureciendo, y la gelatina ahora esta gastada, después de todo un día de uso y no me sostiene tan bien como la primera vez, ahora floto menos suave y con mas baches. Esta vez ya se que quiero marcar el piso 28 pero el lugar está muy oscuro y entonces con mi celular ilumino la pared del ascensor buscando los botones. Toco el 28 y cuando llego entro a un hospital geriátrico que está lleno de gente muy mayor, muchos de ellos en sillas de ruedas. Yo me hago como que se en donde estoy pero en realidad estoy perdida y ahí me acuerdo que me tengo que encontrar con mi amigo Cristian para tomar un café, que ya habíamos quedado en eso. Quiero mandarle un mensaje de texto para decirle que estoy retrasada, pero las funciones de los botones de mi celular cambiaron y no encuentro nada. Entonces ya desesperada apreto cualquier botón y veo asombrada en la pantalla de mi celular mi propia filmación del segundo viaje dentro del ascensor. Yo flotando, vestida con un minishort, una remerita blanca y un pañuelo al cuello, sonriendo porque me divierte estar en ese ascensor, iluminando con el celular la pared como había hecho buscando el botón del piso (Ahora veo el útero desde afuera, es como en una ecografía en 3D).
Pienso que parte del entretenimiento es que te filman en secreto. Después, sin que vos te des cuenta, te descargan en el celular la película de tu experiencia.               

2 comentarios:

cristian dijo...

Que genial ver esto escrito! Y yo…sigo acá esperando para que nos tomemos nuestro café!
Qué imaginación, eh? O qué me moria de acordarte de los sueños! Me gustó mucho! Genial poder vivir cosas tan diferentes como éstas… Aunque sea en sueños :)

cristian dijo...

memoria*