domingo

Todo lo demás parece ilusión

Recuperé mi libro. Haberlo hecho fue una decisión bien tomada, desde el lugar de la claridad y la decencia.  Apenas empecé a releer algunos de los poemas, me di cuenta en seguida de cuanto lo había extrañado y entendí que estaba bien que lo haya vuelto a comprar, de que me haya comprado dos veces el mismo libro.
Y me pesó todo el tiempo que había estado separada de él, una separación forzada, de la cual siempre fui la única culpable, porque lo presté, lo entregué. Algo que amaba y que se terminó convirtiendo en rehén. Bueno, ya no. El libro es un duplicado de muchos otros, pero este ejemplar es mío. El otro se lo pueden guardar donde mas les guste.
En mi libro puedo escuchar el murmullo privado de Fabián Casas. Y después mirar intensamente a los ojos esta absurda quietud, la superficial apariencia de que todos somos iguales, envasados en cuerpos parecidos, sordos al murmullo interior de los demás, pero conociendo bien el propio. Cuanta oscuridad hay en el deseo, que bajo se puede caer por la parquedad del silencio, el trabajo forzoso de construir todo el tiempo lo que debemos ser en un eterno juego estúpido, en lugar de ser lo que somos.
Entonces leo un poema y de repente estoy desnuda. 
Y no hay nada mas que el presente.
Todo lo demás parece ilusión.